LA BASURA QUE COMEMOS

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LA BASURA QUE COMEMOS / COMIDA BASURA: LA PLAGA DE LOS ALIMENTOS PROCESADOS

sábado, 22 de abril de 2017

El fin de la era del ultraprocesado


El fin de la era del ultraprocesado
sin embargo: http://www.sinembargo.mx/27-12-2016/3129896
Por ejemplo, en México el cereal Smacks de Kellogg´s contiene 25 por ciento más azúcar que el mismo cereal que se comercializa en España. Foto: SHUTTERSTOCK
*Con la colaboración de la maestra Fiorella Espinosa
El término ultraprocesado puede parecer exagerado cuando se refiere a algo que ponemos en nuestra mesa o introducimos al cuerpo con la intención de alimentarnos. Sin embargo, refleja la realidad de la forma en que se produce lo que comemos hoy en día. El objetivo inicial del procesamiento de alimentos fue su conservación, la cual en algunos casos es indispensable, benéfica y segura. No obstante, hoy en día un producto alimenticio es el resultado de mezclar fracciones de lo que en un momento dado fue un alimento íntegro, con sustancias químicas. Se estima que la industria alimentaria utiliza actualmente entre 2,500 y 3,000 distintos aditivos alimentarios de los cuales se deberían medir los riesgos y beneficios y determinar si constituyen un potencial daño a la salud, particularmente considerando la cantidad y frecuencia con que se consumen y la posibilidad de tener efectos combinados. Sus efectos son evaluados de manera aislada, no combinada y, desde hace varios años, las pruebas de evaluación son aportadas por la propia industria a los órganos reguladores.
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Para quienes fabrican estos productos el objetivo es incrementar las ventas para generar y aumentar trimestralmente las ganancias y para ello tienen dos premisas: que gusten a la gente y que cueste lo menos producirlos, es decir, hay que buscar que los ingredientes sean más baratos. Con ello justifican el uso de aditivos cuya única función es cosmética, aunque se asocien a diversos riesgos a la salud como alergias, hiperactividad e, incluso, cáncer. Ha sido común el uso de grasas hidrogenadas y jarabe de maíz de alta fructuosa para abaratar los costos. Algunos pueden argumentar que esta industria apoya al consumidor al hacerle la vida más barta, fácil, o incluso más feliz. Esa es una visión miope, porque sin salud no hay felicidad, y la vida se vuelve más difícil, particularmente en México donde atender la salud cuesta caro. Otro argumento que usan es que sus productos pueden ser parte de una dieta equilibrada, pero esto no empata con la realidad.
En fechas recientes se publicaron los resultados de la Encuesta de Salud y Nutrición de Medio Camino, que confirma lo que otras investigaciones habían documentado: la población mexicana es gran consumidora de productos ultraprocesados. Y no es un consumo de fin de semana, u ocasional, es un consumo regular. El 81.5% de los escolares, 83.9 por ciento de los adolescentes y 85.3 por ciento de los adultos encuestados tuvo un consumo regular de bebidas azucaradas y alrededor de 60por ciento de los niños y adolescentes consume botanas, dulces y postres con la misma frecuencia. En contraste, únicamente el 22.6 por ciento de los niños en edad escolar, 26.9 por ciento de los adolescentes y 42.3% de los adultos consumieron verduras todos los días, tal y como se recomienda para gozar los beneficios a la salud que otorgan estos alimentos.
En promedio, un mexicano consume medio litro de refresco al día, y esto habla bien de lo cocacolonizados que estamos en el país. No hay rincón donde no se pueda conseguir o esté publicitado o promocionado un refresco de esta marca. De hecho, un niño mexicano antes de hablar ya reconoce la marca Coca Cola, y entre más pobre más lo hace, las sillas, las mesas, las tienditas, en todos lados está el logo. Mientras tanto, el bajo consumo de verduras y frutas refleja el problema en su forma más profunda: los alimentos se producen para vender y exportar, no para nutrir a la población. Olivier de Schutter, exrelator de Naciones Unidas por el Derecho a la Alimentación, señaló que Mèxico producia buenos alimentos pero que estos se producían para exportar y que los que comíamos era, principlamente, comida chatarra.
La misma encuesta antes mencionada indicó que el 50.4 por ciento de las personas identifica la falta de dinero para comprar frutas y verduras como una barrera para lograr una alimentación saludable. Sin embargo, en muchos casos, es más la falta de acceso a alimentos saludables el principal obstáculo ya que si se compara el precio de verduras y frutas de temporada con los precios de la comida chatarra suele encontrarse que los precios son competitivos.
Hay muchos motivos para reducir o dejar de consumir productos ultraprocesados, y con más razones de peso en México. Un estudio reciente indicó que en nuestro país se comercializan los cereales de caja con las más altas cantidades de azúcar y de sodio cuando se compara con otros países en el mundo. Por ejemplo, en México el cereal Smacks de Kellogg´s contiene 25 por ciento más azúcar que el mismo cereal que se comercializa en España. Es decir, una misma trasnacional manufactura productos de peor calidad nutricional entre un país y otro.

Estas trasnacionales que forman alianzas a nivel de país, región e internacionalmente hacen mucho más que producir alimentos. También cabildean, pagan sumas millonarias a investigadores para realizar estudios sesgados que concluyan lo que más les conviene y nieguen los daños del consumo de sus productos e ingredientes. Recientemente se publicó un artículo más que afirma que la recomendación de disminuir el consumo de azúcares está basada en evidencia de baja calidad. Sin ser sorpresa, el estudio estuvo financiado por el Instituto Internacional de Ciencias de la Vida, mismo que en 2015, en su capítulo México organizó un foro con la misma intención de poner en duda el rol etiológico de los azúcares en la epidemia de obesidad y sus enfermedades asociadas. A este foro acudieron principalmente estudiantes de nutrición, quienes probablemente salieron de ahí convencidos o dudosos en el mejor de los casos sobre las conclusiones que se les acababan de presentar.
Las grandes corporaciones de alimentos y bebidas están lanzando una fuerte e intensa estrategia, en muchos frentes en diversos países y en los organismos internacionales, para evitar que se impulsen políticas que favorezcan el consumo de los llamados alimentos verdaderos, que estén encaminadas a limitar el consumo de sus productos ultraprocesados. Lo hacen en México frente a los impuestos a las bebidas azucaradas y la comida chatarra, en Chile lo hacen contra el etiquetado frontal de advertencia y la regulación de la publicidad dirigida a la infancia, en la Organización Mundial de la Salud contra sus recomendaciones sobre consumo máximo diario de azúcar, etc, etc.
¿Esto tiene que ver con la epidemia de obesidad? Claramente. Ahora que el gobierno ha declarado emergencia sanitaria a causa del gran número de muertes asociadas a la obesidad y directamente a la diabetes, no hay que pretender atender el problema sólo con actividad física y educación.
Un esfuerzo interesante es el que se hace en Brasil, con la publicación de las guías alimentarias en donde claramente la población puede distinguir entre los alimentos no, o poco procesados, de los ultraprocesados, además de los elementos alrededor de la alimentación como aspectos sociales, económicos y culturales. Y esto no se queda en recomendaciones ya que detrás de ello hay una política de fortalecimiento del sistema alimentario. Las escuelas, los hospitales, los programas sociales de alimentación están obligados a comprar a los productores locales logrando mejorar la alimentación al tiempo que se combate la pobreza. En México, los propios desayunos del DIF y los comedores de SEDESOL compran sus productos a las grandes empresas, no a los productores locales que están excluidos de las cadenas comerciales.
En 1993 Barry Popkin, experto en economía agrícola y nutrición, hablaba de las diferentes etapas de la transición nutricional caracterizadas por la presencia de distintos patrones alimentarios. Inició con la era de recolección de alimentos, seguida por una fase de hambrunas, que disminuyó para pasar a la tercera fase con la revolución industrial y la segunda revolución agrícola, las cuales desencadenaron la cuarta fase, con el predominio de enfermedades crónico-degenerativas y que es en la que México se encuentra actualmente, ocupando uno de los primeros lugares. La última etapa se denomina “cambio conductual” que ocurre por acción no solamente individual, sino desde el actuar gubernamental y que encamina a la población a consumir alimentos frescos, granos enteros, semillas y proteínas limpias.
Las amenazas del próximo presidente de los Estados Unidos pueden constituir una oportunidad para redirigir la mirada y los recursos a la gran diversidad de alimentos y la gran riqueza de la cocina mexicana, platillos elaborados con una historia y tradición vinculada a un conocimiento agrícola ancestral, que tan solo necesitan el interés de las instituciones para facilitar el acceso a los consumidores y así lograr esa transición de la era del ultraprocesado a la de una auténtica, rica y valiosa dieta enraizada en nuestra gran diversidad de alimentos y cultura culinaria.

Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.

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El suculento negocio de la comida chatarra en México

El suculento negocio de la comida chatarra en México

México es el primer vendedor de comida preparada de América Latina y el segundo país con más obesidad del mundo // Por: David Marcial Pérez//  
Tomado Dr:
http://economia.elpais.com/economia/2015/07/02/actualidad/1435873418_975461.html
La comida está enraizada en lo más profundo de la identidad mexicana. Tanto, que el maíz aparece en el centro de las explicaciones mitológicas mayas sobre el origen del hombre. El cultivo de la milpa, la sagrada trinidad formada por el maíz, el frijol y el chile, es la base ancestral de una pirámide alimenticia saludable y nutritiva. Sin embargo, México se sitúa en los primeros puestos en las listas de obesidad y muertes por diabetes. La comida chatarra, alimentos prefabricados que rebosan grasa, azúcar, sal y componentes químicos, ha ido desplazando en los últimos años a los cereales, las legumbres o las verduras frescas. El Gobierno está intentando cambiar los hábitos alimenticos desde campañas informativas al arma disuasoria de los impuestos. Pero se enfrenta a un duro contrincante, la industria de alimentos procesados.
México es una de las 10 potencias mundiales en comida preparada. Es el primer productor de Latinoamérica, por encima de Brasil, la mayor economía la región, según un reciente informe del centro de estudios Global Research. El sector en México se embolsó unos beneficios de 28.300 millones de dólares en 2012, doblando la cifra de sus homólogos cariocas. Como causa primera de este vigoroso músculo industrial, el estudio apunta al Tratado de Libre Comercio firmado entre EE UU y México en 1994.
Dos terceras partes de la inversión extranjera directa en agricultura y alimentación vinieron de EE UU durante la primera década del acuerdo, siendo la industria de comida prefabricada el principal destino. Pepsi, Nestlé, Unilever o Danone engordaron sus posiciones en el país y los beneficios del sector crecieron a una tasa del 10%, según los datos de Goblal Research. ConMéxico, la asociación que representa a las principales empresas –Coca Cola, Nestlé, Bimbo– declinó hacer declaraciones para este reportaje.

Los abarrotes y las tiendas 24 horas son los grandes surtidos de comida preparada
México es el segundo país del mundo con más personas obesas –solo por detrás de EE UU– y ocupa el sexto lugar en muertes causadas por diabetes. El Gobierno implementó el año pasado un impuesto especial para gravar alimentos hipercalóricos y refrescos azucarados. Y esta misma semana estrechó el círculo de la comida preparada –sándwiches, hamburguesas, burritos o sopas instantáneas– con una subida del IVA. El objetivo es desalentar su consumo, que cayó un 6% el año pasado.
“La realidad es que los mexicanos dejaron de gastar en productos de cuidado personal para comprar alimentos impactados por estos nuevos impuestos”, reza un estudio de la encuestadora Kantar WorldPanel. Revela también que la comida basura representó el 30% del gasto de una familia mexicana durante 2014 y concreta que los lugares donde más se venden este tipo de productos son las pequeñas tiendas de ultramarinos o abarrotes, y los consumidores más afectados los de niveles económicos medio y bajo.
Hay más de 400.000 de estas tiendas en México. Según el informe de Global Research la industria ha colonizado los abarrotes. Alrededor del 90% de las ventas de Pepsi y de Coca Cola provinieron de estas tiendas durante la pasada década. Estos grandes grupos surten además toda una gama de productos chatarra. Pepsi, por ejemplo, también distribuye golosinas y aperitivos salados. El siguiente escalón que dibuja el informe son las tiendas 24 horas, que están a su vez sustituyendo a los abarrotes.
Oxxo es uno de estos establecimientos, muy populares en México. Su modelo simboliza la tendencia a la integración vertical y la acaparación del mercado que advierte el estudio. Es propiedad del Grupo Femsa, que a su vez distribuye a Coca-Cola en el país. Sus tiendas se multiplicaron un 300% en las últimos dos décadas. La cadena tiene 12.853 puntos de venta y aspira alcanzar los 14.000 durante este año

Publicidad azucarada
La influencia de la industria en la publicidad es otra de las críticas de las asociaciones de consumidores. Consideran que los planes públicos para la prevención de la obesidad son incapaces de regular a la industria de comida chatarra en los anuncios y en el etiquetad de los productos.
“Las normas sobre publicidad han sido diseñadas por la propia industria. El etiquetado que no se entiende e induce al consumo de altas cantidades de azúcar, en vez de desincentivarlo”, defiende Alejandro Calvillo, director de Poder del Consumidor. En México se permite la publicidad de cualquier cereal que tenga hasta 30 gramos de azúcar por cada 100 gramos alimento. Sin embargo, este porcentaje es seis veces más alto que lo recomendado por los estándares internacionales marcados, entre otros, por la Organización Panamericana de la Salud, dependiente de Naciones Unidas.

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Efecto Engordadero

Efecto Engordadero

Comida chatarra, la principal causa del “efecto engordadero” en Argentina
Médicos nutricionistas denominan de esa manera al impacto de la comida chatarra sobre la obesidad, afirma el Dr. Julio Montero, asesor científico del Centro de Asistencia, Docencia e Investigación de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos de la Alimentación (SAOTA).
http://www.eldia.com/nota/2017-4-14-4-18-32-comida-chatarra-la-principal-causa-del-efecto-engordadero
La ingesta de productos industriales y ultraprocesados, lo que se conoce como la “comida chatarra” que se vende en las cadenas del tipo McDonalds, constituye la principal causa de lo que los especialistas ya comienzan a denominar como el “efecto engordadero”.
Un efecto que trae de la mano no solo el aumento de la obesidad, sino también de males como la diabetes, cáncer y enfermedades cardiovasculares, entre otras no transmisibles.
“Hemos pasado del ‘efecto invernadero’ al ‘efecto engordadero’ porque somos cautivos. Es muy difícil alimentarse distinto cuando el modelo alimentario nos impregna, nos persigue y se refuerza con mala información”, sostiene por ejemplo el médico nutricionista Julio Montero, asesor científico del Centro de Asistencia, Docencia e Investigación de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos de la Alimentación (SAOTA).
En Argentina, se consumen 185 kilos de productos ultraprocesados por habitante por año, según los últimos datos difundidos por la OPS/OMS, mientras Montero precisó que cada persona ingiere anualmente un promedio de 18 kilos de galletitas con carbohidratos y grasas agregadas, además de aditivos.
“Esta combinación de grasas no se encuentra en ningún producto de la naturaleza, por lo que su consumo no está contemplado en nuestros genes, además de que los aditivos no tienen ninguna función nutricional”, señaló el especialista.
“Lo que somos, lo que los médicos llamamos el fenotipo, es el producto de la interacción entre los genes y el ambiente. Hoy sabemos que hay cada vez más obesidad, diabetes, cáncer, alzheimer y otras muchas enfermedades no transmisibles, es decir, que no se contagian. Estas enfermedades, y respuestas inadecuadas en el organismo, no pueden ser atribuidas a cambios genéticos, ya que según estudios de especialistas, la posibilidad de que haya cambios genéticos en 2.000 años es del 0,005%, mientras que los cambios ambientales son evidentes”.
El especialista describió que “en los últimos 200 años, con la revolución tecnológica e industrial, se produjo una modificación tremenda de la alimentación. Pasó de una alimentación natural en base a tejidos orgánicos a los productos industriales ultraprocesados a los cuales nuestros genes no están acostumbrados”.
Por su parte, Sebastián Laspiur, consultor sobre Enfermedades no Transmisibles de la OPS/OMS, advirtió que “el origen causal de la obesidad es el consumo de productos ultraprocesados. Ya se habla de que la obesidad es una ‘epidemia comercial’, con influencias muy claras del mercado para el consumo de productos ricos en azúcar, grasas, sal, y muy adictivos”.

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martes, 26 de mayo de 2015

La Terrible Verdad Sobre el Herbicida Roundup de Monsanto

La Terrible Verdad Sobre el Herbicida Roundup de Monsanto
El Herbicida Roundup de Monsanto Podría Ser el Factor Más Importante en el Desarrollo de Autismo y Otras Enfermedades Crónicas

Por el Dr. Mercola
En las últimas semanas, hemos aprendido las inquietantes verdades sobre el glifosato, el ingrediente activo en el herbicida Roundup de amplio espectro de Monsanto, que es rociado generosamente en los cultivos transgénicos o genéticamente modificados (GM).
Por lo general, los cultivos transgénicos están mucho más contaminados con glifosato que los cultivos convencionales, debido al hecho de que están diseñados para soportar niveles extremadamente altos de Roundup sin verse afectados como las malas hierbas.
Un nuevo informe escrito por Anthony Samsel, un consultor de ciencias jubilado y colaborador del Foro de Vital Votes en Mercola.com y la Dra. Stephanie Seneff, científico investigador del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), revela cómo el glifosato destruye la salud humana.
En la entrevista, la Dra. Seneff resume dos de los principales problemas causados por el glifosato en la alimentación:
  • Deficiencias nutricionales
  • Toxicidad sistémica
Sus hallazgos hacen que la necesidad de etiquetar sea aún más urgente y valida aún más la recomendación de comprar productos certificados como orgánicos.

La Terrible Verdad sobre el Roundup

En el 2009, un tribunal francés encontró a Monsanto culpable de mentir: publicitar falsamente su herbicida Roundup  como “biodegradable”, “amigable con el medio ambiente” y afirmar que “deja el suelo limpio”.
En la actualidad cada vez más evidencia nos demuestra la falsedad de estas declaraciones. No creo que Monsanto sea una de las compañías más malvadas del planeta por nada. La compañía no ha hecho absolutamente nada para mejorar su influencia a nivel mundial en la salud humana y en el medio ambiente.
Jeffrey Smith, autor del bestseller llamado Seeds of Deception, dice que Monsanto, durante un momento de reflexión, debió haberse preguntado “¿Qué haría Darth Vader?” Porque a lo que han llegado es a una forma de pretender que son buenos y meterse en la industria agrícola y alimenticia y ahora resulta que lo que producen es realmente peligroso.
En efecto, de acuerdo con la Dra. Seneff, el glifosato posiblemente es “el factor más importante en el desarrollo de múltiples enfermedades crónicas y problemas de salud que se han vuelto muy comunes en las sociedades occidentalizadas,” incluyendo, pero no limitándose al:
Autismo Enfermedades gastrointestinales como la enfermedad del intestino inflamado, diarrea crónica, colitis y enfermedad de Crohn Obesidad
Alergias Enfermedades cardiovasculares Depresión
Cáncer Infertilidad Alzheimer
Parkinson Esclerosis Múltiple ALS y más

Cómo el Glifosato Empeora las Enfermedades Modernas

Aunque Monsanto insiste que el Roundup es tan seguro para los humanos como la aspirina, la investigación de Seneff y Samsel cuenta una historia completamente diferente. Su informe, publicado en la revista Entropy1, afirma que los residuos de glifosato que se encuentran en la mayoría de los alimentos consumidos en la alimentación occidental cortesía del azúcar, soya, maíz y trigo transgénico o genéticamente modificados, “aumentan los efectos dañinos de otros residuos químicos derivados de los alimentos y las toxinas en el medio ambiente, alterando las funciones normales del cuerpo e induciendo enfermedades.”
Curiosamente, su bacteria intestinal es un componente clave en el mecanismo de daño del glifosato.
Monsanto ha afirmado firmemente que el Roundup es inofensivo para los animales y humanos porque su mecanismo de acción que utiliza (que le permite matar la mala hierba), llamado vía shikimate, no está presente en los animales. Sin embargo, la vía shikimate SI se encuentra en las bacterias y esa es la clave para entender cómo causa un daño sistémico generalizado tanto en humanos como en animales.
Las bacterias en su cuerpo superan su número de células en un 10 a 1. Por cada célula en su cuerpo tiene 10 microbios de varios tipos y todos ellos tienen vía shikimate, por lo que todos responderán a la presencia de glifosato.
El glifosato causa una alteración extrema de las funciones y los ciclos de vida de los microbios. Lo que es peor, el glifosato afecta preferentemente las bacterias benéficas, permitiendo que los patógenos crezcan en exceso. En ese punto, su cuerpo también tiene que lidiar con las toxinas producidas por los patógenos. Una vez que comienza la inflamación crónica, estará entrando en el camino hacia una enfermedad crónica y potencialmente debilitante. En la entrevista anterior, la Dra. Seneff revisa una variedad de enfermedades crónicas, explicando cómo contribuye el glifosato con cada una. Así que si quiere aprender más, lo invito a escuchar la entrevista completa. Es bastante reveladora.

El Componente de Toxicidad Que Es Ignorado

La investigación revela que el glifosato inhibe las enzimas citocromo P450 (CYP), un largo y diverso grupo de enzimas que catalizan la oxidación de las sustancias orgánicas. Esto, según los autores, “es un componente ignorado de toxicidad para los mamíferos.”
Una de las funciones de las enzimas CYP es desintoxicar compuestos xenobióticos- compuestos químicos que se encuentran en un organismo vivo que normalmente no son producidos o consumidos por el organismo en cuestión. Limitando la capacidad de estas enzimas para desintoxicar los compuestos químicos extraños, el glifosato aumenta los efectos dañinos de las sustancias químicas y las toxinas ambientales a las que podría estar expuesto.
Pero eso no es todo. La Dra. Stephanie Seneff ha llevado a cabo una investigación en el MIT durante más de tres décadas. También tiene una licenciatura en biología en el MIT y una especialización en alimentación y nutrición y ya la había entrevistado anteriormente sobre sus ideas innovadoras en la importancia del azufre en la salud humana. No es de sorprender, que su última investigación también se refiera al azufre y cómo se ve afectado por el glifosato en los alimentos.
“Mostramos cómo la interferencia con las enzimas CYP actúa sinérgicamente con la alteración de la biosíntesis de los aminoácidos aromáticos por las bacterias intestinales, así como la alteración en el transporte del sulfato de suero,” escriben los autores.
“Las consecuencias son que la mayoría de las enfermedades y problemas de salud relacionados con la alimentación occidental, que incluye los trastornos gastrointestinales, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardíacas, la depresión, el autismo, la infertilidad, el cáncer y el Alzheimer. …El creciente y alarmante aumento de todos estos problemas de salud se remonta a una combinación entre la disbiosis intestinal, un transporte de sulfato deteriorado y la supresión de la actividad de varios miembros de la familia de las enzimas citocromo P450 (CYP).”

La Relación entre el Roundup y el Autismo

Durante los últimos 30 años, la Dra. Seneff ha sido una apasionada sobre las causas potenciales del autismo, después de vivir de cerca esto cuando el hijo de un amigo cercano fue diagnosticado con autismo. Ella señala las claras correlaciones entre el aumento del uso del glifosato en los últimos años (que ha dado como resultado la creación de malas hierbas más resistentes, que necesitan de mayores cantidades de herbicida) y el aumento en las tasas de autismo.
La tasa de autismo ha aumentado muy rápido, por lo que no cabe la menor duda de que es debido a causas ambientales. Nuestros genes simplemente no pueden mutar lo suficientemente rápido como para contribuir en el aumento que estamos viviendo.
Las últimas estadísticas fueron publicadas por la CDC el 20 de marzo y revelaban que 1 de cada 50 niños en los Estados Unidos padecían de autismo2, 3, con una relación de 5:1 entre los niños y las niñas. Tan sólo el año pasado la CDC reportó una tasa de 1 de cada 88, que representó un aumento de un 23 por ciento desde el 2010 y un 78 por ciento desde el 2007. Sin embargo, puedo recordad que hace tan sólo 30 años, la incidencia de autismo en los Estados Unidos era de 1 de cada 100,000.
La Dra. Seneff identificó dos principales problemas en el autismo que no están relacionados con el cerebro pero si con la enfermedad- ambos estuvieron relacionados con la exposición al glifosato (a los diez minutos de la entrevista, ella da una explicación a detalle sobre cómo el glifosato causa tantos síntomas relacionados con el autismo):
  • Disbiosis intestinal (alteraciones en la bacteria intestinal, inflamación, intestino permeable, alergias a los alimentos como intolerancia al gluten)
  • Alteración en el metabolismo de azufre/ deficiencia de azufre y sulfato
Curiosamente, ciertos microbios en su cuerpo pueden descomponer el glifosato, que es algo bueno. Sin embargo, un bioproducto de esta acción es el amoniaco y los niños con autismo tienden a tener niveles altos de amoniaco en la sangre en comparación con la población general. Lo mismo ocurre en el Alzheimer. En su cerebro, el amoniaco causa encefalitis, es decir inflamación cerebral.
Otro agente devastador que realmente no querrá tener en su cuerpo es el formaldehído, un análisis nutricional recientemente descubrió que está presente en el maíz transgénico a un nivel 200 veces mayor a lo que se había determinado como tóxico para los animales. El formaldehído destruye el ADN y causa cáncer.
Otra investigación que respalda la relación entre el Roundup y el autismo es la que realizó la ex científica de la marina de los Estados Unidos, la Dra. Nancy Swanson. Tiene un doctorado en física y cinco patentes estadounidenses y también ha escrito más de 30 artículos científicos y dos libros sobre las mujeres en la ciencia. Hace diez años, se enfermó gravemente y en su viaje para recuperar su salud optó por los alimentos orgánicos. No es de sorprender (para los que saben) que sus síntomas mejoraron dramáticamente. Esto la llevó a comenzar a investigar sobre los alimentos transgénicos.
Ha recopilado meticulosamente las estadísticas sobre el uso del glifosato y varias enfermedades y problemas de salud, incluyendo el autismo. Es muy difícil imaginar una combinación más perfecta entre el aumento del uso del glifosato y la incidencia del autismo…Para acceder a sus artículos e informes, por favor visite Sustainable Pulse4, un sitio web europeo que habla sobre los peligros de los alimentos transgénicos o genéticamente modificados.

Cuando los Alimentos Se Convierten en Veneno…

Lo que la industria biotecnológica, encabezada por Monsanto, ha logrado hacer es convertir los alimentos en veneno…literalmente y en más de una forma. Aquí, estamos hablando únicamente de los efectos del Roundup. Existen muchos indicios de que la alteración genética de los cultivos en sí plantea importantes problemas de salud. Y dado a que la mayoría de los cultivos son transgénicos, tiene que lidiar con al menos dos factores potencialmente peligrosos y la toxicidad del glifosato es sólo una parte de la ecuación.
Como lo discutimos anteriormente, el glifosato tiene un gran número de efectos biológicos devastadores. Tan es así que podría ser considerado uno de los factores más importantes en el desarrollo de una amplia variedad de enfermedades y problemas de salud modernos, incluyendo el autismo. En resumen, sus efectos dañinos incluyen:

Deficiencias nutricionales, ya que el glifosato inmoviliza ciertos nutrientes y altera la composición nutricional de los cultivos tratados  Alteración de la biosíntesis de los aminoácidos aromáticos (estos son aminoácidos esenciales que no son producidos en el cuerpo sino que se obtienen de los alimentos)
Aumento de la exposición a las toxinas (esto incluye altos niveles de glifosato y formaldehído en los alimentos) Alteración del transporte de sulfato y el metabolismo y deficiencia de azufre
Toxicidad sistémica- un efecto secundario de la alteración extrema de la función microbiana en su cuerpo, especialmente de los microbios benéficos, permitiendo la proliferación de patógenos Disbiosis intestinal (alteraciones en la bacteria intestinal, inflamación, intestino permeable, alergias a los alimentos como la intolerancia al gluten)
Aumento de efectos dañinos de otros residuos químicos de los alimentos y toxinas ambientales como resultado de la desactivación de las enzimas desintoxicadoras Creación de amoniaco (un bioproducto credo cuando ciertos microbios descomponen el glifosato) que puede causar inflamación cerebral relacionada con el autismo y el Alzheimer

Cómo Protegerse Usted y a su Familia de Este Veneno Sistémico

Es importante entender que el glifosato rociado en los cultivos convencionales y los cultivos transgénicos en realidad se vuelve sistémico en toda la planta, por lo que no puede eliminarse. Está dentro de la planta. Por ejemplo, se ha encontrado que el maíz transgénico contiene 13 ppm de glifosato, en comparación con el maíz no-transgénico que no contiene nada. Los 13 ppm contenidos en el maíz transgénicoes 18 veces más alto al nivel “seguro” de glifosato establecido por la EPA.
Se han producido daños en los órganos de los animales a niveles tan bajos como los 0.1 ppm. Si eso no es razón suficiente para que este ingrediente sea etiquetado y así poder evitar cualquier producto que lo contenga, como el aceite de maíz o el jarabe de maíz de alta fructosa, entonces no sé qué lo sea.
También sería algo inteligente dejar de utilizar Roundup en su hogar, en donde los niños y las mascotas pueden entrar en contacto con él con el simple hecho de caminar por esa zona.
Hasta que se requiera el uso de etiquetas para los alimentos transgénicos en los Estados Unidos, la única manera de evitar los ingredientes transgénicos es consumiendo alimentos frescos y orgánicos y comprar únicamente productos que estén certificado como 100% orgánico por la USDA. Las carnes deben de provenir de animales alimentados con pastura para asegurarse de que no fueron alimentados con maíz o soya GM.
Por último pero no menos importante, no debe confundir las etiquetas que dicen “natural” con las certificadas como orgánicas.
La etiqueta que dice “natural” no está basada en ningún estándar y muchas veces los vendedores abusan de esta palabra para hacerle propaganda a sus productos transgénicos. Por otra parte, los productores y fabricantes de productos orgánicos que cuentan con el sello de la USDA,  tienen que cumplir con los estándares más estrictos disponibles en la actualidad. Con el fin de calificar como orgánico, un producto debe de ser cultivado y procesado utilizando métodos orgánicos que reciclen los recursos y promuevan la biodiversidad. Todo deber de ser cultivado sin el uso de pesticidas sintéticos, genes de la bioingeniería, fertilizantes a base de petróleo o fertilizantes a base de lodos de aguas residuales.

Continúe Luchando por el Etiquetado de los Alimentos Transgénicos

Con el rechazo de la Propuesta 37 en California, el campo de juego actualmente se ha movido al estado de Washington, en donde la iniciativa 522, “Las Personas Tienen el Derecho a Saber Sobre los Alimentos Transgénicos” obligará a que los alimentos vendidos sean etiquetados en el caso de contener ingredientes transgénicos.
Recuerde, al igual que la Propuesta 37 en California, estas iniciativas necesitan el apoyo de las personas para que tengan éxito. La Propuesta 37 fue rechaza con un pequeño margen, simplemente porque no tuvimos los fondos para contrarrestar las campañas masivas creadas por el “No a la Prop. 37” liderada por Monsanto y otras compañías de alimentos. No permitamos que Monsanto y sus aliados nos confundan y engañen a las personas de Washington y Vermont como lo hicieron en California. Así que por favor, lo invito a involucrarse y ayudar de la manera que pueda.
  • No importan en qué estado viva, por favor done dinero para apoyar estos esfuerzos de etiquetado a través de Organic Consumers Fund.
  • Inscríbase para conocer más sobre cómo involucrarse visitando Yeson522.com
  • Para conocer las últimas noticias relacionadas con las iniciativas para el etiquetado de alimentos, por favor únase a la Asociación de Consumidores Orgánicos en Facebook o sígalos por Twitter
  • Hable con los productores y tiendas orgánicas para pedir su apoyo para las iniciativas de Washington y Vermont

Fuentes y Referencias

LA BASURA QUE COMEMOS / COMIDA BASURA: LA PLAGA DE LOS ALIMENTOS PROCESADOS

miércoles, 20 de agosto de 2014

¿Qué es la comida chatarra?

¿Qué es la comida chatarra?

Que es » Salud y Belleza » ¿Qué es la comida chatarra?

La comida chatarra también denominada comida basura proveniente este concepto de la expresión inglesa junk food también denominada fast food (comida rápida). El término “comida chatarra” la creó Michael Jacobson, director del Centro para la Ciencia en el Interés Público en 1972, se refería a los alimentos que no aportan nutrientes osea que no nos aportan valor nutricional.

Michael Jacobson define a estos alimentos como la “Comida que es percibida como insalubre o con poco valor nutritivo, la cual contiene altos niveles de grasas, sal o carbohidratos y numerosos aditivos alimentarios; al mismo tiempo, con carencia de proteínas, vitaminas y fibra, entre otros. Este tipo de comida también es popular entre los consumidores por su facilidad a la hora de adquirirla, no requiere ningún tipo de preparación o esta es escasa, es cómoda de ingerir y tienen una gran diversidad de sabores.”

A parte de todas las críticas sobre este tipo de comida existe un fuerte incremento en su consumo debido a varios factores relacionados con el día a día de una sociedad en la que escasea el tiempo y no le damos importancia a la alimentación y preferimos centrar todo nuestro tiempo en el trabajo o los estudios. Este tipo de comida es muy apetecible, sabrosa e incluso adictiva además está al alcance de todos, normalmente hay muchos establecimientos donde poder adquirirla y la mayoría tienen entrega a domicilio. La publicidad de este tipo de comida está por todas partes, se ha convertido en moda y mucha gente por comodidad la tiene entre sus preferidas.

Existen muchos ejemplos de comida chatarra como pizzas como hot dogs, papas fritas, algunos dulces, dulces, algunos refrescos pero el máximo exponente o con que se relaciona la comida basura es los menús de hamburguesa con patatas y refresco carbonatado. Desde hace unos años en algunos países es obligado mostrar la cantidad energética y calórica que aporta la comida que adquirimos.

Un ejemplo de composición energética del menú Big Mac (registrado) de Mc Donalds (registrado) según datos de su web:

Hamburguesa:
  • Calorías: 510kcal de calorías que es el 26% de la Cantidad Diaria Recomendada de calorías de un adulto.
  • Azúcares: aporta 41g de glúcidos que es el 15% de la Cantidad Diaria Recomendada de glúcidos de un adulto.
  • Sal: aporta 2,2g de sal que es el 44% de la Cantidad Diaria Recomendada de sal de un adulto
  • Proteínas: aporta 27g de proteinas que es el 36% de la Cantidad Diaria Recomendada de proteinas de un adulto.
  • Grasas: aporta 26g de lípidos que es el 39% de la Cantidad Diaria Recomendada de lípidos de un adulto.
Patatas : 
  • Calorías: aporta 340kcal de calorías que es el 17% de la Cantidad Diaria Recomendada de calorías de un adulto.
  • Azúcares: aporta 41g de glúcidos que es el 15% de la Cantidad Diaria Recomendada de glúcidos de un adulto.
  • Grasas: aporta 17g de lípidos que es el 25% de la Cantidad Diaria Recomendada de lípidos de un adulto.
  • Proteínas: aporta 4g de proteínas que es el 5% de la Cantidad Diaria Recomendada de proteínas de un adulto.
Refresco:
  • -Calorías: aporta 105kcal de calorías que es el 5% de la Cantidad Diaria Recomendada de calorías de un adulto.
  • -Azúcares: aporta 27g de glúcidos que es el 10% de la Cantidad Diaria Recomendada de glúcidos de un adulto.
  • Dependiendo del tipo de menú ya sea bebida o patatas pequeñas , medianas o grandes el Menú llega las 1.000 Kcal.
Según la Organización Mundial de la Salud establece un aporte calórico general para el adulto sano de 2.000 a 2.500 Kcal/día para el hombre y 1.500 a 2.000 Kcal/día para la mujer.

El abuso de este tipo de comida puede llegar a producir problemas para la salud. Actualmente existe una preocupación con el sobrepeso especialmente en las personas jóvenes. Una dieta equilibrada nos debería aportar fibras, proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales y no abusar de este tipo de alimentos ya que tiene un alto contenido en grasas, colesterol, azúcares y sal. Un abuso de la comida chatarra y de estas sustancias tiene sus consecuencias ya que aumenta el riesgo de padecer obesidad, enfermedades del corazón, diabetes del tipo II, caries y la celulitis principalmente.

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