Permitirlo significaría perder más de 60 razas nativas: Antonio Turrent
Las trasnacionales quieren utilizar a México como experimento para probar su inocuidad, señala
Javier Salinas Cesáreo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 5 de diciembre de 2013, p. 23
Jueves 5 de diciembre de 2013, p. 23
Texcoco, Méx., 4 de diciembre.
Permitir la siembra comercial del maíz transgénico en México
significaría un camino sin retorno para la humanidad que afectaría la
salud, la biodiversidad y la pérdida de más de 60 razas nativas del
grano, consideró el investigador Antonio Turrent Fernández.
Hizo un llamado al gobierno mexicano para que por ningún motivo se
permita en territorio nacional la siembra comercial de ese maíz y,
además, prohibir su importación, ya que 90 por ciento del grano que se
importa de Estados Unidos y la totalidad que viene de Sudáfrica es
transgénico.
Entonces, indirectamente se está consumiendo en México (el maíz transgénico). Las multinacionales nos quieren llevar a que México sea un gran experimento de seres humanos para probar la inocuidad de sus maíces transgénicos, y eso no lo podemos permitir, no hay razón, dijo.
Entrevistado durante la inauguración de las instalaciones del campo
experimental del valle de México, del Instituto Nacional de
Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) en Texcoco,
Turrent Fernández destacó que hay muchas evidencias de que los
transgénicos pueden ser dañinos para la salud.
“Hay docenas de trabajos que están disponibles demostrando que sí hay
riesgo, especialmente para 20 países que consumimos el maíz
directamente; en el resto del mundo se consume como forraje, como una
categoría diferente.
Los riesgos
“Es un alto riesgo para la salud, tal y como pasó con las
tabacaleras, defendieron hasta el último momento que el tabaco no hacía
daño y se comprobó que sí. Qué tal si dentro de 20 años encontramos que
el maíz transgénico es dañino a la salud con toda claridad: entonces ya
no habrá camino de retorno porque todo el maíz nativo mexicano estará
contaminado; entonces, cualquier trabajo de los campesinos va a traer
maíz transgénico.
La biodiversidad es muy importante porque cualquier maíz nativo que sea contaminado con transgénico tendrá el riesgo de volverse propiedad de las multinacionales, significaría un despojo a los productores que inventaron el maíz en las pasadas 300 generaciones y, ahora, para volver a ser parte de los intereses multinacionales, afirmó.
Destacó que México tiene todos los recursos naturales, y según
la investigación que han realizado en el Colegio de Postgraduados y el
Inifap hay evidencia de una gran reserva de agua dulce y tierra de
labor, principalmente en el sureste del país.
Apuntó que con dicha reserva de agua se podría prácticamente duplicar la cantidad de superficie de riego en México y también la reserva de tierra de labor.
Mencionó que durante muchos años el Inifap ha hecho 45 trabajos para el desarrollo de híbridos mejorados, además de las 60 razas nativas de maíz.
Turrent Fernández fue homenajeado y su nombre figura en un auditorio de las nuevas instalaciones del campo experimental del Valle de México del Inifap, que fueron trasladadas a Coatlinchán, en Texcoco, por sus 70 años de existencia.
Apuntó que con dicha reserva de agua se podría prácticamente duplicar la cantidad de superficie de riego en México y también la reserva de tierra de labor.
Entonces, ahí están los recursos para ser autosuficiente y en el país no se requiere tecnología transgénica.
Si se inicia un proceso de siembra comercial y eso queda abierto hacia el futuro, van a llegar de fuera cada vez más y vamos a empezar a ver la pérdida de biodiversidad, porque el maíz nativo va a empezar a acumular los transgénicos que llegan de afuera.
Mencionó que durante muchos años el Inifap ha hecho 45 trabajos para el desarrollo de híbridos mejorados, además de las 60 razas nativas de maíz.
Cualquier alimento tradicional de México se hace con razas nativas: ningún grano mejorado sirve para preparar esto. Entonces, adónde vamos, todo este maíz nativo esta amenazado.
El campo mexicano, como otros centros mundiales de origen y de diversificación de especies cultivadas, está amenazado por intereses multinacionales que buscan el monopolio mundial de la semilla cambiando su diversidad genética por uniformidad, un camino peligroso y sin retorno para la humanidad, sostuvo.
Turrent Fernández fue homenajeado y su nombre figura en un auditorio de las nuevas instalaciones del campo experimental del Valle de México del Inifap, que fueron trasladadas a Coatlinchán, en Texcoco, por sus 70 años de existencia.
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